miércoles, 29 de junio de 2016

Me gustas como La Palma a Llort.

Verdes caminos que conllevan hasta tus luminarias amarillas de hermosura.
Hoy que te visité por esa larga travesía, no solo me enamoré de tu sonrisa cálida
sino también del elipse de toda la elevación que me lleva hasta la dulce Palma.
Me di cuenta que no solo posee las caras más bellas sino la exquisitez más profunda
dentro la selva que te rodea. 
¡Ojos mieles o turquesas u otros de más! 
Cualquier vista que se acerca, se maravilla ante tanta belleza...
¿Cómo no contemplarte si el Miramundo de tus cielos cautiva a la caterva?
Y aunque duro es llegar, la gratificación de caminarte es suficiente 
para no dudar en regresar.
Y como Llort te amaba y te pintaba, de esa misma forma te quiero amar
para darte un pincelazo en esa sonrisa impecable que retratas al hablar
o al escuchar un poco de lo que escribo o de lo que vivo...
!Ay, Palma!
Que bella eres porque no solo retratas las mocedades de tus caminos
sino los rostros bellos de un pueblo pintado no solo por Llort 
sino por la misma mano de nuestro Dios.
Alejandro Ayalá

martes, 21 de junio de 2016

Al escritor guerrillero

Fuiste padre, escritor y guerrillero
y aun con tanto cargo luchaste
para librar a este pueblo que ahora no se recuerda
de lo que pugnaste con tu tinta y papel.
Parece simplemente que tu lucha ha quedado en los muros,
en la cárcel donde te quisieron dejar sin la libertad de tus versos,
pero Dios no quiso que así fuera porque todavía no era tu tiempo.
Y así te dio un par de horas, minutos y segundo más
para que estamparas esos poemas con tu sello tan peculiar,
y aunque al final no matabas con balas,
siempre sabías como desangrar a tu enemigo
con tu pluma o lápiz y tus hojas que las esparcía el viento
desde este pequeño pulgarcito hasta los otros continentes con distintos idiomas.
Con tu calidad poco a poco te fuiste ganando el respeto de muchos
o el odio de otros...
Simplemente por dejar la puerta de la verdad abierta para que escapara,
fue suficiente para calcinar los caminos de tus letras,
de las cuales muchas quedaron en el exilio,
pero ni de esa forma te pudieron silenciar
porque los de ahora, los que vivimos con los pies puestos en la realidad,
sabemos quien fuiste para la madre patria,
y por eso sabemos que las palabras que no te llevaste hacia el más allá,
siguen hablando y corriendo, o sino caminando cuando llevan prisa
para llegar a los oídos o como el pueblo sabe decir, "oidos"
de los atentos y necesitados por el cambio.
¡Sí! el cambio de poderes que agraden al pobre y no al rico por su potestad.
Gracias por tu legado y por la vida de tu historia que hizo vida a nuestra nación
porque hoy en día todos quieren ser ministros o quién sabe que más para vivir mejor
dejando al pueblo en el oprobio o un poco más hecho mierda...
Pero no te preocupes ya que la esencia de escritor con metralleta al escribir
nadie te lo puede quitar o menos borrar, y aunque no tengas tumba concreta,
no la necesitas porque tu sepulcro es toda la tierra de nuestro querido El Salvador.
Alejandro Ayalá

domingo, 19 de junio de 2016

Carta a Silvio Rodríguez

Desperté con tu poesía hecha música
y como el cigarro al fumador o el alcohol al bebedor,
tu arte se volvió mi vicio.
Conocí a mi primer amor el cual junto a la Playa Girón,
me inspiraron a gastar mucho papel....
y que dicha melodía era la alarma para despertar a mi amada por las madrugadas...
Y paso a paso tus letras fueron minando mi lápiz y papel 
porque evocaste la pasión de plasmar lo que siento
por el amor de las venusinas o el dolor de un pueblo 
que no sabe de libertad. 
¡Ay de aquel Martín!
Vivimos tanto el presente, pero parece
que no hemos terminado todavía de digerir el pasado
y de ti aprendí a escribir
un poco de albedrío para la caterva de los sin voz.
Sin el arte que sale de tu lexía,
muchos no sabrían de la triste realidad 
que conlleva vivir un amor
o combatir con la guerrilla para manumitir 
el hambre de los pueblos sin dicción,
pero los que escribimos ya sea poesía
o como tú, poesía musicalizada,
podemos hablar a los pueblos del mundo 
y expresar la poca pluralidad 
que existe entre los poderes de los gobiernos.
¡Sí... Señor Rodríguez!
¡Cuánta historia por recolectar y tanta canción por analizar!
dentro del repertorio de los sortilegios
que has dejado impregnado en tanta generación.
Alejandro Ayalá



miércoles, 15 de junio de 2016

Mujer espejo

Mujer de hielo tan fría con el mundo y los demás.
Pareces tan irreal que simplemente...
has dejado tus sentimientos escondidos en un volcán
bajo la lava de ese odio que hierve
por las lágrimas de esos sentimientos que un día te hicieron derramar.
Tantas malas experiencias te han enseñado a desconfiar o dudar hasta de tu sombra...
Si pudiéramos ser médicos y examinar hasta lo profundo de tu corazón,
veríamos muchas marcas y cicatrices tan tatuadas por las espinas del amor.
La verdad ni con una cirugía podríamos reconstruir lo que era de ti
antes de tu nuevo yo, y tu único remedio es cubrirte de sonrisas para esconder tus calvarios.
¡Ay mujer de vidrio!
Eres tan transparente que cualquiera puede ver a través de tu alma,
o más bien, lo eras,
pero lástima que tus paredes transparentes no están más
porque hace años resquebrajaron el resplandecer de tu alma,
y ahora te has convertido en una mujer espejo
porque ya no te entregas como antes.
Ahora intensamente reflejas las actitudes de la misma manera que ellos para ti
porque te cansaste de ser tierna
y de tal manera no te despedacen los escasos sentimientos
que todavía quedan para los pocos que si te amen de verdad.
¡Mujer luna!
que reflejas la luz aunque estés rodeada de oscuridad,
¿hasta cuándo seguirás sola viendo las noches y los días pasar?
Quizás ni tú lo sabes ya que han transcurrido tantos días y meses
reflectando a veces una sonrisa soleada con una brisa refrescante,
pero cuando te regalan un mal vistazo, te vuelves trinchete
que corta hasta la yugular.
Alejandro Ayalá

martes, 14 de junio de 2016

Amar es de locos.

¡Qué día!
Hice todo lo que te complacía 
y te di hasta la última gota de toda mi sustancia,
pero ni de esa manera pude lograr llenar ese vacío tan inmenso
que parece que lo traes arrastrando desde ya varias décadas
así como las hojas secas en el viento de abril.
La verdad no sé si me amas o simplemente es un dicho
como el de los viejos al hablar en esos parques bajo el atardecer,
Normalmente siempre eres quien se va y luego regresas 
para pedir un perdón a lo chueco que en un par de segundos ya no esta,
pero ahora yo soy quien te dice, adiós.
Ya empaqué todo lo que tengo acá:
mi corazón, las caricias frescas que tanto te gustan
y el closet de mis palabras para vestirte en cada ocasión. 
Nunca te reproché y siempre embotellé cada rencor
y no se diga tus enojos que venían de a montón...
¿Qué haces? 
No, no puedes desempacar y tus fuerzas son en vano.
Tarde valoraste mis esfuerzos por amarte tanto 
y ahora ni tus lágrimas harán tormenta para que me detenga a pensar
un segundo lo que tú dejaste abandonado hace mucho tiempo atrás.
Ahora que me dejare llevar por las corrientes frías del norte,
piensas en querer cambiar.
Amar es de locos... y no sufrir de muy pocos.
Alejandro Ayalá

lunes, 13 de junio de 2016

No tomes la decisión de otro.

Se puede vivir sin vos
porque me levanté pensando que antes de crecer
la única que necesité fue a mi madre
y aunque hace frío el no saber quién eres,
me consume la duda de estas tantas primaveras
que te fuiste y te ausentaste.

Quizás soy yo o a lo mejor seas tú, 
pero este viento helado me está congelando.
Te dijera que entres, pero creo que tu y yo
sabemos bien como es ella al saber de vos,
y si te ve por estos rumbos,
te clava esos sentimientos de meses y años guardados.

¿Que por qué salgo?
Soy como el gato y tengo que saber lo que pasó.
No te preocupes no te odio, pero tampoco te amo
o peor extrañarte.
¿Qué te animó a venir?
¿Será esta baja temperatura de soledad?

A pesar de tanto tiempo, 
siento en tu mirada arrugada un tanto de dolor y otro de pesar.
No te culpo, pero qué pasó.
No, nunca me dijo nada de vos, 
y jamás supe de tus cartas.
¿Por qué lloras?

Si me amabas, por qué te fuiste...
Ni una visita o una llamada y así quieres qué te crea, señor.
No crees que es muy tarde 
y aunque este nudo en la garganta no me deje pronunciar,
si te reclamo por qué no volviste antes que viniera el invierno
ya que ahora estoy empapado de dolor.

¿Mamá qué haces acá?
¿Por qué hablas hasta ahora, mamá?
Simplemente me quitaste la opción de saber qué quería yo.
Nunca te amó, sí, lo sé,
pero eso no te daba mi albedrío
de sentir el amor de mi papá.
Alejandro Ayalá


¿Por qué viajar?

Hoy amanecí con las ganas de vivir y de viajar
sin la necesidad de recordar los malos caminos 
por dónde mis pasos dejaron marcas.
¿Cuales son tus señas?
No quiero que me detengan
¡Ya no más!
No me claven sombras de la complejidad
las garras de la casa
porque hoy y mañana y los demás días
volaré a otros mundos; a tierras que refresquen mis sueños
donde los opresores de mi patria no me cieguen
a consumir lo rancio de sus palabras cobistas.
¡No más!
Viajaré donde no me quieran quitar la libertad
y cuyo lugar el  verso es libre de gritar a los siete mares,
¡LIBERTAD!
porque la poca que tengo acá para viajar se dice:
"libertad"
y así no se puede vivir,
y como me amo tanto mi noble tierra,
trotaré los continentes de esta pequeña orbe
para declamar que en este país tan diminuto
también hay un poco de Martí o del Dr. Guevara.
Por eso hay que viajar para vivir
porque vivir es viajar
y vivir es narrar la poca libertad a los demás pueblos que
¡Sí!
viven la autonomía de poder hablar.
Alejandro Ayalá

viernes, 10 de junio de 2016

¿Y quién más?

¿Por qué los culpas?
Simplemente las acciones de tu pasado fueron las que hablaron
y las que te llevaron a tu situación actual.
Y con cada decisión 
siempre llega una ventisca de un hermoso otoño
o ese huracán que arranca hasta las raíces de todos los sueños.
A veces aceptar que la locura es mas cuerda
que la resolución se vuelve tan difícil 
como intentar esconder algo detrás del aire.
¡Cómo duele aceptar la realidad!
Al final para bien o para mal,
los frutos vendrán como el río,
arrastrando los bloques de nuestras sonrisas
o
pesares 
o
alegrías
o
cualquier cosa por venir...
¡Qué cosa más voraz!
cuando el puente se ha caído
y no hay marcha atrás
porque disparamos tantas palabras llenas de deyección.
Alejandro Ayalá

jueves, 9 de junio de 2016

Virginales senderos

Trópico de tus caderas virginales,
ojalá fuese la lluvia para acariciar tus caminos
y pasearme por los bosques místicos de tu piel perfectamente torneada.
¡Ay!
Si tan solo fuese al menos el rocío de tus madrugadas,
te besaría tanto con las caricias de mis manos
y sucumbiría ante el manjar de tus labios
y como eres tan parecida al bosque,
buscaría la fruta mas exquisita de entre todas tus montañas, 
y me deleitaría como no tienes idea,
y al haber saciado mi sed de ti, 
caminaría cuesta abajo para buscar ese jardín de tulipanes
y cortar una de tus flores para el recuerdo,
y de tal manera decorar mi mente y todos mis sentimientos
con ese olor a tu presencia bellamente extravagante.
¡Ay de mi! 
Después lentamente galoparía con mis labios toda tu piel
hasta que tu corpórea hermosura se llenara de éxtasis
mientras el sol y la luna se mueren de envidia
por bajar del cielo...
y probar la naturaleza de todos tus caminos.
Alejandro Ayalá

miércoles, 8 de junio de 2016

Albedrío floral

Solo hoy saldré un momento a pasear
y trataré de buscar uno de esos bellos jardines de tulipanes 
de esta esplendorosa primavera.
Aunque no voy con la intención de verlos a todos
ya que mi objetivo es encontrar aquel tan majo y tan puro 
como las aguas de Las Maldivas 
que siempre cautivan aun hasta el mismísimo manto estelar.
Al llegar observo tantos tulipanes que están cautivos y muy atractivos...
tan bellos por fuera, pero que al momento de hablar,
su naturaleza los delata como la fogata a la noche
y la luna a las estrellas,
y lo que pensé que sería la grandiosa eternidad,
solamente fue el soplo de una estrellas fugas.
Al seguir profundizando en las maravillas de este jardín,
descubrí que existían unos más potentemente hermosos
y cada vez con su hipnotismo,
parecen las cadenas de Prometeo encadenado,
empero aun les falta la esencia
que sólo una atulipanada posee,
y por la cual mi alma derrama tantos versos esperando a ser libertados...
Y por fin te encuentro al final del camino, dónde mis ojos brillan
como cuando una cría ve a su madre...
y para no asustarte, te sonrío
para probar esa libertad
que solo una podrá aceptar.
Y como tu anatomía es tan fuerte,
de esas que no vive bajo las reglas de los demás...
me contesta con un jolgorio de espontaneidad.
¡Ay albedrío de tus dulces pétalos finos y libertinos!
Por fin encontré el salvaje, aquel que tanto busqué...
Tu naturaleza es indómita y tan abstracta
como el alma que fluye por los manantiales de todo tu cuerpo.
¡Oh, bella flor!
Nunca mueras.
¡Qué no vez que eres la única de tu especie!
¡Ojalá fuese ese jardinero que te observa con afabilidad!
Para acariciar la piel de tus pétalos exquisitos
que cortarán los brazos de esta triste esclavitud.
Alejandro Ayalá


Cara cortada

Si la hipocresía tuviese nombre, sería el nombre de la hermosura 
que cae como una gota del dosificador de tu dulce boca
y por eso caigo de golpe ante cualquier palabra que salga
como la mariposa nocturna a la luz...
Y tantos estamos acostumbrados a escuchar las patrañas embusteras
que sino nos dicen lo que queremos atender,
encolerizamos todo el cuerpo,
pero como la falacia ya hace años que le disparó a la verdad,
ahora no sabemos distinguir la cruda realidad,
esa que habré los ojos a luchar y trabajar,
y dónde los rodeos no existen.
¡Ay! Si digo la veracidad,
se ha vuelto un pecado mortal...
pero si canto la falsedad en los rostros,
parecen radiantes caras aceptando el surrealismo sin bacilar.
Alejandro Ayalá

Hasta pronto...


Ni la muerte sabe tan amarga 
al ver a un ser amado pasar por un impedimento
del cual nadie más que ellos pueden solventar 
porque se encuentran fuera de tu región,
y el desconsuelo es tan impactante... o infinito 
que ves como un león se come a su presa,
y tú, a lo lejos te quedas sin poder nada más que gotear 
las mejías para que el dolor no pase seco 
y así minimizar la congoja que suele pasear 
por los caminos nobles del corazón...
Si tan solo esta tierra de fuertes y de débiles
no fuera para ninguno de los dos, 
la subsistencia de tus amados, 
de aquellos expatriados, no por la patria,
sería un río vivo para los que sin voz se fueron...
a la fuerza, pero así lo hicieron. 
¡Cómo los extraña su terruño aun con esta deyección de catervas!
Amor lejano, sufro tanto por no poderte dar la mano
y mis sentimientos están congelados 
para guardar lo poco que queda de ti.
Tormenta y monzón 
que abate a la bomba escarlata de mi amor,
pronto, ¡Sí!, 
muy pronto buscaré como ver a los que se fueron 
para darles un abrazo de acá estoy yo,
guardando los perfumes de tus cabellos y la piedra negra junto a la flor
que me donaste antes de partir lejos...
y decirme adiós.
Alejandro Ayalá



lunes, 6 de junio de 2016

Fruto marino

Entraste a mi vida tan lentamente por mi vista
que bastó un par de segundos 
para derrumbar la dureza de mi corazón.
Caminaste tan distinguidamente de entre todas las demás
que fue fácil percatarse del dulce olor de tu presencia, 
y el cual llevo impregnado en la ánima de mi amor.
Siendo sincero, no sé que me atrapó más:
Si esas bellas gotas que se reflejan en un hermoso atardecer...
o ese cuerpo de las altiplanicies de toda tu divinidad.
Poco o a poco y muy lentamente como el fuego 
mi mirada se fue consumiendo en los obeliscos de tus labios,
y así al verte entonar cada palabra, 
mi respiración no podía continuar 
porque hasta eso inmovilizabas con tan dulce voz.
Por eso, cada vez que te acercabas, 
más de alguna hoja salía volando de entre mis manos
ya que hasta ellas se volvían torpes al ver tu primor.
No se diga al ver esa faz al estilo de Praga 
que cautiva hasta el más esquivo.
Y aunque lo único que hago es escribirte cartas
para plasmar tu indecible beldad, 
ni de esta manera te podré comparar 
tan vividamente como lo hace la majestuosidad del cielo
o las Cataratas del Niágara...
que cubren tanta tierra con su natural potestad.
¡Ay vista de sus estrellas y espejo del manto estelar!
Todos mueren por un mimo de tus ojos 
que simplemente se parecen a bioluminiscencia del mar.

Alejandro Ayalá


Te digo adiós

Buenas noches, señora.
¿Puedo entrar?
Sé que todo este tiempo he estado enamorado de usted,
pero esta conciencia no me deja actuar
ya que su marido está por venir
y aunque usted siempre quiere más que una charla o un buen café,
yo ya no soy el de ayer.
¡Qué no ve a quién vamos a traicionar!
Él trabaja para usted y hace todo por darle su placer.
¡Qué ya no lo ama!
Eso ya es cosa de usted,
pero en lo que a mi respecta
no puedo proceder a hacer mío lo que le corresponde a otro.
No me llame cobarde señora,
simplemente porque la amo me debo alejar...
No me diga que no la debo abandonar
porque se casó con él... sabiendo que yo la amaba.
¿Qué se arrepiente porque ahora yo soy el exitoso? 
No se trata de dinero,
se trata de amor...
Ya no llore más y acepte lo que un día quiso destinar.
Buenas noches señora,
usted solamente quedará en la lista de mis amores prohibidos...
a olvidar.
Alejandro Ayalá

domingo, 5 de junio de 2016

al modo Realegeño

¡Ay Dios mío!
¿Cómo sé te ocurrió poner cada parte de su arte en el lugar correcto?
No sé mi Señor, pero en tu santa misericordia, 
me has dejado contemplar tan escultural elipse de su boca
y más esa mirada corola 
que simplemente se encuentra fuera de esta órbita.
¡Dios mío!
Solamente la veo caminar y me quedo directo observando esas curvas...
¡Sí! esas curvas prominentes al sonreír.
¿A quién no atrapas con tu inmaculado rostro que vistes como un majestuoso altar?
Con cada regocijo que dejas volar, 
alegras a cualquier individuo al escuchar esa naturaleza tan vivaz
y que embelesa hasta la lluvia 
porque al verte, 
naturalmente quiere recorrer con cada gota, 
tus maravillosos bordes que llevas al hablar.
¡Ay Señor!
No se diga de sus astros que iluminan hasta el alma más maligna
y que solamente parecen la miel 
por parecer tan dulces como ese bello atardecer de tornasoles...
Y conjuntamente juegan a ser la dulce primavera 
con esos remolinos bellos de sus mejías;
y en sí, a lo distante cada parte de ella es tan impecable como la dulce inocencia 
de aquellos niños al recrearse.
¡Qué esplendor el qué derrama con su Venus!
Ojalá Dios me permita mutar en alguna brisa para poder acariciar esa tierna sonrisa
o al menos ser un mensajero de Dios para ver su sustancia angelical. 
Alejandro Ayalá

Gotas de victoria

Eres como la lluvia pasajera
que parece tan intensa y tan fuerte
y luego en un par de minutos te conviertes en una tormenta
tan vigorosa y tan intocable
que haces estragos por doquier, así somos.
Empezamos con tan pocos logros y muy pocas nubes,
pero de esa manera se empieza,
 y con cada día que pasa más de alguna nube se agrega.
De tal forma que poco a poco llenamos los deseos del alma.
A veces algunas simplemente se quedan con un celaje que el viento
dispersa hasta dividir esos sueños que estaban en camino de madurar,
pero hay otras que con una terquedad,
nos aferramos como el imán al metal celestial 
y con sacrificios, vamos acumulando más nubes 
hasta lograr ese pequeño chubasco
y de a poco a poco nuestras ideas se van precipitando 
hasta alcanzar el clímax de nuestras metas.
Sin embargo, aunque se vuelva la tormenta más poderosa del siglo, 
tiene que terminar como nuestras lluvias cumplidas, 
nuestros sueños volátiles y metas por igual. 
Alejandro Ayalá

viernes, 3 de junio de 2016

¡Gol papá!

Papá, ya estoy grande y ahora tomo las decisiones de mi vida,
y no te niego que fuiste una gran influencia desde que era muy pequeño. 
Recuerdo esos días cuando te veía reír con tanta energía y pasión. 
¡Cómo me quedaba perdido al verte frente a esa televisión!
Por eso, hoy te quiero contar aquello 
que de pequeño no te pude expresar:
Recuerdas cuando mirabas esos partidos
y con tanta euforia te desvelabas hasta en los mundiales.
Papá, recuerdas como me hablabas de tu equipo favorito
y hasta lloraste cuando no llegó ni a los cuartos de final.
¿Que por qué lloro, papá?
No te preocupes solo déjame terminar 
y dame unos cinco minutos antes que el partido comience.
¿Que por qué te digo esto?
Sabes siempre te emocionabas tanto en cada partido,
y hasta saltabas con cada gol.
Me recuerdo la vez que enviaste la mesa a volar 
porque tu emoción te pudo controlar más.
Pero ahora te consulto sangre de mi sangre:
¿Por qué no gritabas así de exultante cuando tenía diez de calificación?
¿Por qué nunca me dijiste campeón cuando daba todo por llamar tu atención?
Lo sé papá ya el partido esta casi por comenzar,
pero te quiero reclamar.
¿Por qué nunca tuviste tiempo para escuchar mis frustraciones?
¡Nunca!
Jamás me miraste como a tus juegos de pelota
y como deseaba llegar algún día a escuchar: 
"¡Eres mi felicidad!"
Sin embargo, siempre fue más importante tu televisión.
Cuando leas esta carta, espero que al menos dejes tu afición
ya que será la última.
Te recuerdas de aquel problema del cuál te hablé...
Espere meses por una respuesta, pero jamás te escuché.
Ya no aguanto más y me duele tanto 
que ni mi propia sangre sepa escuchar el dolor que tanto ando.
Hoy te digo adiós desde lo más alto. 
Nunca creí que la vista fuera tan hermosa desde aquí,
y aunque no son las torres gemelas, 
¡que brisa la que recorre mi cara!
¡Gol papá, gol!
Te escribo gol para que me escuches...
¡Goooooooool!
Alejandro Ayalá

Carta a quien corresponda...

Hoy te vi entre tanta multitud y jamás imaginé
que aquella mirada iba algún día a hablar...
Al escuchar su naturaleza, pude ver muchas espinas,
algunas bien clavadas en su interior, y aunque ella no me dijo nada, 
sus ojos clamaban por una pequeña gota de esperanza...
Una promesa de amor que pudiera botar esa gran muralla 
de dolores y penas que han inundado las costas oceánicas de su boca
ya que sus dos cielos no paran de llover.
Y al intentar atender ese mar de lagrimas,
no puedo evitar el calvario que me causa verla así.
En ocasiones, simplemente quisiera decirle
que soy un marinero buscando enjugar cada gota,
pero como decirle en este momento tan difícil 
que desde hace tiempo
mis ojos ya no la miran como una simple amiga;
por ello, prefiero enmudecer cualquier sentimiento
que mi corazón disponga, 
y mejor remotamente te amaré a escondidas 
en conjunto con la soledad.
No sé preciosa perla del reflejo de mis ojos
¡No sé!
si debo simplemente guardar este volcán que late por ti,
pero quién soy para inmiscuirme en el palpitar de tus entrañas...
Así que seré un impostor que te escucha y abraza 
mientras mi pasión me consume cada centímetro 
por decirte que él no te merece y quizás yo tampoco o no lo sé.
Pero mientras tu te derrumbas por un hombre que no quiso tu querer,
yo sigo guardando tus dolores al verte llover
y mi amor por decirte,
"Te amo aunque no de la misma forma como la que tú me ves." 
Y cuando me preguntes por qué estoy triste,
simplemente te diré: "No lo sé..."
Alejandro Ayalá

jueves, 2 de junio de 2016

Es un decir

Recuerdo tanto lo que todo el mundo me dice:
"Ya llegará" y así he seguido esperando tu llegada 
ya sea de día o de noche, pero nunca escucho esos pasos 
que te han de traer.
Simplemente a veces acompaño a la lluvia en esas noches frías 
donde ni la cobija más tibia hace volar esa necesidad de encontrar un querer.
Y son tantas las noches que no has habitado
que me he aceptado el clima a esta dura pero peculiar realidad.
La verdad he hecho el cálculo que tanto tiempo no has estado junto a mi
que para cuando llegues, yo ya no estaré...
Así que sino caminas o corres esta noche,
la siguiente no me busques porque habré tomado la decisión 
de no aceptar ese amor
por el cual tanto espere y que cupido nunca llevó. 

Alejandro Ayalá

miércoles, 1 de junio de 2016

Poema al alimento del alma...

Simplemente sé que estoy loco
Porque hoy desperté de madrugada queriendo tus labios de desayuno
Ya que la lejanía de tu calor y la sensación de tus curvas hacen hambre en mi alma,
Y aunque nunca te lo diga, es tan duro padecer de hambre por la ausencia de tu boca o de todas tus caricias. Por eso, la apetencia que me genera el destierro de tu embocadura, me provoca además del hambre, una sed insaciable que ni el agua puede sofocar.
Si tan solo fueras mi desayuno…
Te contemplaría sobre el plato de la cama y lentamente con mis manos me nutriría con cada cucharada de tu esencia, pero…
¿Cuándo volverás manjar de mi amor?
Serias siempre mi alimento desde tan temprano hasta la última luna del anochecer… En realidad, desde que te estás preparando puedo percibir esos aromas que me piden buscarte para deleitar mi avidez por ti, y de tal manera, consumir tus facetas de sabores que van desde tu piel hasta lo más profundo de toda tu ánima.
Alejandro Ayalá

Solo una gota

Cómo quisiera vestirme de tu sonrisa
Para poder tocar los pétalos rojos de tus bellos ósculos.
Y así, día a día probar el néctar de la miel de toda tu boca.
Son tan pocos los que tienen tan grata oportunidad
Como las gotas frías que caen del cielo
Para acariciar tus tulipanes que llevas al hablar,
Tal cual bello atardecer.
Lluvia preciosa y tierna,
Te pregunto qué se siente robar el rocío de su piel prohibida.
¿Quién no te tiene envidia?   
Mujer de la lluvia infinita. . .
Daría todo por ser esa abejita.
Que colecta el polen de sus bordes voluminosos
Para conocer las mieles de su amor,
Y de esa manera, paladear una mirada suya...
De esas que llegan al alma
Lluvia de frenesí al menos déjame ser una gota
De esas que tocan su boca bajo una tormenta
Que transita sus rojas cumbres hasta llegar a su éxtasis.

Alejandro Ayalá


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