Ser profesor es una de
las profesiones más nobles y a la vez de las más menospreciadas por muchos ya
que creen que el maestro no debe tener voz para decir nada. Probablemente ser
docente en muchos países sea considerado como una de las profesiones mejores
pagadas, pero al final no se trata de tener el mejor salario sino de poder
valorar el tiempo que se invierte para que otras personas puedan aprender y ser
mejores personas en un futuro. Además uno de los problemas más graves de estos
días es que los padres de familia o los alumnos piensan que el maestro es el
payaso de la clase y el que por obligación debe entretener al estudiante agregándole
tener que soportar los malos comportamientos o gustos que el alumno pueda
tener. Probablemente tanto los jefes, instituciones y padres de familia han
confundido el rol de maestro en esta época ya que el maestro debería ser
respetado y tener el rol que debería tener: enseñar y no entretener como un
simple bufón al rey. Además la enseñanza y el aprendizaje han perdido el rumbo
que tienen que tener porque el maestro debe enseñar y ser el mejor para dar una
buena clase, sumándole que tiene que preparar su clase con anticipación y si es
necesario no dormir, mientras que el aprendizaje se ha perdido ya que las
personas creen que todo el trabajo es simplemente del docente y que con alguna
barita mágica, toda la información será adquirida dentro del salón de clases.
Así que da como resultado resultados fallidos, y los cuales, normalmente caen
sobre los hombros de los profesores. Todos los maestros son los culpables si
hay algún problema de aprendizaje y todos deben pagar el precio, pero si así
es, únicamente se vería una cara de la moneda, y no se está viendo las
responsabilidades de los padres de familia, los cuales en muchos ejemplos, no
aceptan que sus hijos e hijas no son dulces angelitos caídos del cielo, y que
quieren hacer todas las cosas que sus padres muchas veces les consienten, se
les sean aceptadas en cualquier lugar de enseñanza, y esa misma inmadurez
conlleva a sociedades fallidas y llenas de corrupción porque no se enseña al
alumno que además de tener derechos, también tiene deberes que tienen que
cumplir para ser mejores personas en la vida, pero entonces, quién es el
culpable.
El culpable o los
culpables son fáciles de encontrar porque es lo más sencillo de lograr, y al
final nada se soluciona con eso. Al contrario los maestros dirán que tienen la razón
y de igual manera los padres devolverán la pelota a los maestros, y lo más
seguro es que las instituciones no apoyen a sus maestros ya que muchos centros
de estudio no miran a la educación como un proceso de aprendizaje y de suma
importancia, sino como un medio de adquirir dinero para llenar el bolsillo de
los dueños. En sí, la solución es tener una mente abierta de todos los bandos y
madurar esa mente retrograda para poder llegar a un bien social necesario para
que la sociedad se enriquezca. Igualmente, es necesario que se concientice a
los alumnos con todos sus derechos porque es parte fundamental de la libertad,
pero también deben saber que tienen deberes, los cuales deben cumplir para
poder ser estudiantes de bien a la sociedad, y entender que un maestro sin
alumnos no es nada, pero un alumno sin maestros será candil de la oscuridad ya
que la casa idealmente sería para enserar los valores morales que ayudarán para
su desarrollo social dentro de su educación, pero en la escuela, se le educará
y formará para la vida ya que será el alimento que les sostendrá en un futuro.
En conclusión, la educación no tiene que ser el medio de entretenimiento para
un grupo de alumnos, sino la herramienta que fortalecerá a todos dentro de la
sociedad. Por otro lado, las instituciones de educación ya sea públicas o
privadas deberían de ver al docente, no como una fuente de hacer dinero, sino
como la fuente de sabiduría que no dará una clase más sino el que le brindará
prestigio por tener docentes con calidad y quienes deberían tener el apoyo si
los maestros tuvieran la razón. De dicha manera, las entidades educacionales se
convertirían en moderadores para dar la razón ya sea al docente, el alumno o
los padres y madres de familia. Y por último y no menos importantes, los padres
y madres de familia, tendrían que jugar uno de los roles más delicados, el de
enseñarles a sus hijos a aceptar sus errores y pedir disculpas, pero a luchar
por las causas justas sin dar marcha atrás.
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