Volver a verte fue como refrescar las ventanas de mi alma,
y aunque no
pueda tocar tu mirada con la mía,
como las tantas veces que lo hicimos en un
pasado,
hoy pude recordar el pasado de mi presente,
y con mis pensamientos amarré
los sentimientos que fluían entre tus labios y los míos.
Al ver tu cara un
tanto cambiada, un tanto modificada, pude ver que no me equivoqué al darte mi
corazón porque aun te amo,
y no sabes cuánto te extraño.
Y aunque varias millas
marítimas me alejan de tu voz,
no te reprocho para ser sincero con todo mi
amor...
Y tus cristales están siempre tan profundos que todavía me pierdo en el
reflejo de tu esencia, de las caricias que me hacías solo con verme.
Te extraño, aunque parezca extraño
¡Y más el eco de tu lexía!
que me enamoraba tanto bajo la sombra de esos
árboles que nos llenaban a ser un par de niños jugando al amor.
Y hoy que te encuentro nuevamente, parece una película que vuela por mi mente,
que corre por mi sangre y que aviva una llama en la ceniza dentro del corazón.
Y parece como si el ayer se convirtió en el presente porque todavía
despiertas ese fuego que tanto nos consumió.
¿Cómo vuela el tiempo?
Pero aunque las arrugas nos empiecen ya a visitar, el corazón parece tan
inmortal ya que tu imagen, tus manos suaves y tu respiro, no dejan de palpitar
en este pecho que de vez cuando te pide una salida como los viajes de la
universidad.
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