martes, 14 de marzo de 2017

El maestro, la escuela y los padres y madres de familia

Ser profesor es una de las profesiones más nobles y a la vez de las más menospreciadas por muchos ya que creen que el maestro no debe tener voz para decir nada. Probablemente ser docente en muchos países sea considerado como una de las profesiones mejores pagadas, pero al final no se trata de tener el mejor salario sino de poder valorar el tiempo que se invierte para que otras personas puedan aprender y ser mejores personas en un futuro. Además uno de los problemas más graves de estos días es que los padres de familia o los alumnos piensan que el maestro es el payaso de la clase y el que por obligación debe entretener al estudiante agregándole tener que soportar los malos comportamientos o gustos que el alumno pueda tener. Probablemente tanto los jefes, instituciones y padres de familia han confundido el rol de maestro en esta época ya que el maestro debería ser respetado y tener el rol que debería tener: enseñar y no entretener como un simple bufón al rey. Además la enseñanza y el aprendizaje han perdido el rumbo que tienen que tener porque el maestro debe enseñar y ser el mejor para dar una buena clase, sumándole que tiene que preparar su clase con anticipación y si es necesario no dormir, mientras que el aprendizaje se ha perdido ya que las personas creen que todo el trabajo es simplemente del docente y que con alguna barita mágica, toda la información será adquirida dentro del salón de clases. Así que da como resultado resultados fallidos, y los cuales, normalmente caen sobre los hombros de los profesores. Todos los maestros son los culpables si hay algún problema de aprendizaje y todos deben pagar el precio, pero si así es, únicamente se vería una cara de la moneda, y no se está viendo las responsabilidades de los padres de familia, los cuales en muchos ejemplos, no aceptan que sus hijos e hijas no son dulces angelitos caídos del cielo, y que quieren hacer todas las cosas que sus padres muchas veces les consienten, se les sean aceptadas en cualquier lugar de enseñanza, y esa misma inmadurez conlleva a sociedades fallidas y llenas de corrupción porque no se enseña al alumno que además de tener derechos, también tiene deberes que tienen que cumplir para ser mejores personas en la vida, pero entonces, quién es el culpable.

El culpable o los culpables son fáciles de encontrar porque es lo más sencillo de lograr, y al final nada se soluciona con eso. Al contrario los maestros dirán que tienen la razón y de igual manera los padres devolverán la pelota a los maestros, y lo más seguro es que las instituciones no apoyen a sus maestros ya que muchos centros de estudio no miran a la educación como un proceso de aprendizaje y de suma importancia, sino como un medio de adquirir dinero para llenar el bolsillo de los dueños. En sí, la solución es tener una mente abierta de todos los bandos y madurar esa mente retrograda para poder llegar a un bien social necesario para que la sociedad se enriquezca. Igualmente, es necesario que se concientice a los alumnos con todos sus derechos porque es parte fundamental de la libertad, pero también deben saber que tienen deberes, los cuales deben cumplir para poder ser estudiantes de bien a la sociedad, y entender que un maestro sin alumnos no es nada, pero un alumno sin maestros será candil de la oscuridad ya que la casa idealmente sería para enserar los valores morales que ayudarán para su desarrollo social dentro de su educación, pero en la escuela, se le educará y formará para la vida ya que será el alimento que les sostendrá en un futuro. En conclusión, la educación no tiene que ser el medio de entretenimiento para un grupo de alumnos, sino la herramienta que fortalecerá a todos dentro de la sociedad. Por otro lado, las instituciones de educación ya sea públicas o privadas deberían de ver al docente, no como una fuente de hacer dinero, sino como la fuente de sabiduría que no dará una clase más sino el que le brindará prestigio por tener docentes con calidad y quienes deberían tener el apoyo si los maestros tuvieran la razón. De dicha manera, las entidades educacionales se convertirían en moderadores para dar la razón ya sea al docente, el alumno o los padres y madres de familia. Y por último y no menos importantes, los padres y madres de familia, tendrían que jugar uno de los roles más delicados, el de enseñarles a sus hijos a aceptar sus errores y pedir disculpas, pero a luchar por las causas justas sin dar marcha atrás. 

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