Cómo quisiera vestirme
de tu sonrisa
Para poder tocar los pétalos
rojos de tus bellos ósculos.
Y así, día a día
probar el néctar de la miel de toda tu boca.
Son tan pocos los que
tienen tan grata oportunidad
Como las gotas frías
que caen del cielo
Para acariciar tus
tulipanes que llevas al hablar,
Tal cual bello
atardecer.
Lluvia preciosa y
tierna,
Te pregunto qué se
siente robar el rocío de su piel prohibida.
¿Quién no te tiene
envidia?
Mujer de la lluvia infinita.
. .
Daría todo por ser
esa abejita.
Que colecta el polen
de sus bordes voluminosos
Para conocer las
mieles de su amor,
Y de esa manera,
paladear una mirada suya...
De esas que llegan al
alma
Lluvia de frenesí al
menos déjame ser una gota
De esas que tocan su
boca bajo una tormenta
Que transita sus rojas cumbres
hasta llegar a su éxtasis.
Alejandro Ayalá
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