martes, 14 de junio de 2016

Amar es de locos.

¡Qué día!
Hice todo lo que te complacía 
y te di hasta la última gota de toda mi sustancia,
pero ni de esa manera pude lograr llenar ese vacío tan inmenso
que parece que lo traes arrastrando desde ya varias décadas
así como las hojas secas en el viento de abril.
La verdad no sé si me amas o simplemente es un dicho
como el de los viejos al hablar en esos parques bajo el atardecer,
Normalmente siempre eres quien se va y luego regresas 
para pedir un perdón a lo chueco que en un par de segundos ya no esta,
pero ahora yo soy quien te dice, adiós.
Ya empaqué todo lo que tengo acá:
mi corazón, las caricias frescas que tanto te gustan
y el closet de mis palabras para vestirte en cada ocasión. 
Nunca te reproché y siempre embotellé cada rencor
y no se diga tus enojos que venían de a montón...
¿Qué haces? 
No, no puedes desempacar y tus fuerzas son en vano.
Tarde valoraste mis esfuerzos por amarte tanto 
y ahora ni tus lágrimas harán tormenta para que me detenga a pensar
un segundo lo que tú dejaste abandonado hace mucho tiempo atrás.
Ahora que me dejare llevar por las corrientes frías del norte,
piensas en querer cambiar.
Amar es de locos... y no sufrir de muy pocos.
Alejandro Ayalá

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