miércoles, 29 de junio de 2016

Me gustas como La Palma a Llort.

Verdes caminos que conllevan hasta tus luminarias amarillas de hermosura.
Hoy que te visité por esa larga travesía, no solo me enamoré de tu sonrisa cálida
sino también del elipse de toda la elevación que me lleva hasta la dulce Palma.
Me di cuenta que no solo posee las caras más bellas sino la exquisitez más profunda
dentro la selva que te rodea. 
¡Ojos mieles o turquesas u otros de más! 
Cualquier vista que se acerca, se maravilla ante tanta belleza...
¿Cómo no contemplarte si el Miramundo de tus cielos cautiva a la caterva?
Y aunque duro es llegar, la gratificación de caminarte es suficiente 
para no dudar en regresar.
Y como Llort te amaba y te pintaba, de esa misma forma te quiero amar
para darte un pincelazo en esa sonrisa impecable que retratas al hablar
o al escuchar un poco de lo que escribo o de lo que vivo...
!Ay, Palma!
Que bella eres porque no solo retratas las mocedades de tus caminos
sino los rostros bellos de un pueblo pintado no solo por Llort 
sino por la misma mano de nuestro Dios.
Alejandro Ayalá

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