Eres como la lluvia pasajera
que parece tan intensa y tan fuerte
y luego en un par de minutos te conviertes en una tormenta
tan vigorosa y tan intocable
que haces estragos por doquier, así somos.
Empezamos con tan pocos logros y muy pocas nubes,
pero de esa manera se empieza,
y con cada día que pasa más de alguna nube se agrega.
De tal forma que poco a poco llenamos los deseos del alma.
y con cada día que pasa más de alguna nube se agrega.
De tal forma que poco a poco llenamos los deseos del alma.
A veces algunas simplemente se quedan con un celaje que el viento
dispersa hasta dividir esos sueños que estaban en camino de madurar,
pero hay otras que con una terquedad,
nos aferramos como el imán al metal celestial
y con sacrificios, vamos acumulando más nubes
hasta lograr ese pequeño chubasco
y de a poco a poco nuestras ideas se van precipitando
hasta alcanzar el clímax de nuestras metas.
Sin embargo, aunque se vuelva la tormenta más poderosa del siglo,
tiene que terminar como nuestras lluvias cumplidas,
nuestros sueños volátiles y metas por igual.
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