lunes, 4 de julio de 2016

El engaño

¡Ay viejita de la calle!
¡Cuánto trabajas para ganarte unos centavos!
Hoy te vi pasar y en ti pude observar el reflejo del proletariado, sufrido...
Entre más te estudiaba, comprendí que tu cuerpo estaba ya muy tostado...
debido al sol que te perseguía a todos lados mientras cargabas tus ventas del día.
Y mientras más me acercaba pude contemplar tus manos ásperas,
llenas de esfuerzo.
Para que a unos metros de tu cuerpo un tanto desfallecido de tanto caminar,
un hombre manejando un automóvil con placas estatales se detiene...
no para comprar sino para pitar y gritar, "Apártate vieja que no ves que voy a pasar."
Pobre viejecita que solo la buscan para la situación electoral
porque cuando piden el voto la abrazan, la besan le atrincheran la mano
y hasta la caca le quieren limpiar... por no decir más.
En fin, así siguió la pobre caminando todo el día esperando el día de su partida.
¿Y al morir dónde estarán todas las promesas de la campaña electoral?
¿Dónde estarán los que le dieron un abrazo y un beso para ganar la puta campaña?
¡No sabrán ni quién fue la viejecita!
Porque simplemente se les olvida las promesas que un día gritaron
y pisotean ahora a los que los catapultaron hacia donde hoy están.
Alejandro Ayalá

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