A través de las redes, veo la competencia que hay por llegar a tan generoso cargo. Creo que todos quisiéramos tener un salario así y más con prestaciones tan jugosas. Sin embargo, la idea principal de este pensamiento es que no se vendan a un partido. No se trata de alabar lo bueno de uno y desprestigiar lo malo del otro. Se trata que sean personas maduras y objetivas para saber gobernar y cambiar el país. Es un tanto preocupante ver que los candidatos tengan que demostrar su apoyo incondicional a sus partidos sin ser todavía elegidos.
Creo que se les olvida algo muy importante. Es la población la que elegirá tanto a diputados como a alcaldes. Sé bien que no es algo fácil porque tienen las presiones de sus partidos, pero sería bueno desde ya demostrar que tienen pensamiento crítico y que sabrán asumir con responsabilidad el cargo que el pueblo les va a dar. Ojalá tuvieran claro algo: NO SE DEBEN A UN PARTIDO POLÍTICO, SINO AL PUEBLO. Por años, los diputados eligen de acuerdo a los intereses de sus partidos políticos, pero el pueblo no se ve beneficiado. Al contrario, cada vez, los niveles de pobreza son más aterradores y no es porque dinero no haya, sino que está mal invertido o bien escondido en algún bolsillo. Entrar a un cargo público con salarios exorbitantes es probar las mieles del Edén, y puede hacer que se les olvide la visión por la cual entraron.
Yo no soy de ningún partido político, pero decir «amen» a todo lo que le dice un partido o un presidente, no me genera confianza. Al contrario, me preocupa más. De los candidatos que van, conozco a algunos y podría decir que algunos valen la pena. No son muchos y podría contarlos con los dedos de mis manos, pero el resto parece que el hambre de llegar al poder, les haría hasta vender sus propias almas al diablo. Ahora hay muchas personas en la población que ven y callan, pero están ahí analizando la situación y ese voto será el decisivo para ganar. En las redes sociales hay más ciudadanos disconformes con la publicidad que los candidatos hacen y no es que esté mal, sino que se observa una lisonja romántica hacia el partido y sus miembros con más alto cargo.
¿Qué pasará cuando lleguen a la asamblea o a la alcaldía? Seguirán adulando o ¿se pondrán a trabajar en temas tan importantes como educación, salud, economía, CORRUPCIÓN entre otros? Me pregunto si llevarán un plan de saneamiento de las instituciones y cómo ir eliminando poco a poco este cáncer que por años nos ha sumido en la pobreza. Al final ¿a quién se deben los diputados y diputadas de El Salvador? Recuerden que los partidos los hacen candidatos más no ganadores oficiales de esos cargos públicos. Si trabaja bien, el pueblo le alabará por lo que vea y no por lo que diga. Si trabaja por y para el pueblo, la gente lo volverá a reelegir, pero si únicamente se dedica a defender a su partido a capa y espada, la población lo o la terminará odiando como a los actuales partidos. Y será recordado como otro corrupto más que pasó por la palestra política.
Esta carta es dirigida a todos esos candidatos. Si se mete en política porque quiere trabajar de la mano con el pueblo para sacar a este país del tercermundismo, usted estará haciendo algo bueno para el futuro hasta de su familia. Por el contrario, si está buscando el cargo para obtener poder y ganar dinero fácil, sería bueno que lo piense dos veces. Recuerde que no hay otro El Salvador. No hay otro país por mejorar mas que el nuestro. Además, no es lo mismo ver a un enfermo que estarlo y cuando el país esté demasiado enfermo para salvarlo, será muy tarde para reflexionar. Espero lo analicen más en estos tiempos de celebración de nuestra independencia. Espero los candidatos y candidatas vivan esa independencia a la hora de legislar. Esta es la opinión de este escritor nada más.
Alejandro Ayalá
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