domingo, 12 de noviembre de 2017

Reproducción

Hijos del Cuyo nacidos en tierra Cuscatleca. 
Tienen tantos hermanos chiquitos 
que les gusta caminar tanto 
por las selvas del asfalto, 
y así van de semáforo en semáforo 
hasta completar la faena del día. 
A veces estas pobres crías lo único que llevan 
es una frondosa barriga y mucha tierra entre
sus uñas. 

¿Don Cuyo o doña Cuya, 
por qué no te encargas de sustentar 
los frutos de las entrañas ya paridas?

¡Hay señora Cuya! 
ya deje de traer más al mundo 
de lo que no tendrá libertad, y mejor
dedíquese a criar la montonada, 
el cachimbo o el gran vergo de pequeñitos 
que deambulan a pata descalza 
o como en los cantones, andar a chuña. 

Ya comen más los desnutridos chuchos de la calle 
que los hijos de la familia Cuyo, 
cuyos Cuyos viven en la austeridad. 
Y como la cabeza, ni el frijol, ni el maíz, 
ni la tortilla les alcanzan,
para lo único que les sirve la cabeza 
es para marimbear a los nuevos miembros por
venir. 
Alejandro Ayalá
 

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